Acabo de leer por ahí que la óptica de la familia de
Carmen Bravo-Villasante, uno de los más antiguos nombres que recuerdo en la portada de un libro y que resuena en mis
oídos como
Rosebud en los de otro, está en la calle del Príncipe, a pocos pasos de mi casa. Pues en ella he de comprar las gafas que necesite para leer cuando sea vieja.
O sea, pasado mañana.
ResponderEliminarEso me gusta. En su dificil profesión uno tiene que ser solidario.
ResponderEliminarADA
Rosebud, rosebud. Cuando seas vieja ya no habrá gafas. Habrá computadoras ópticas.
ResponderEliminarYes!
ResponderEliminarYes!
Yes!
¿Y porque su padre era óptico escribió ella Galdós visto por sí mismo? ¡GUAU! (y en este caso, cuando digo "guau" quiero decir "miau"), qué gran título para una biografía.
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