¡Ah, el corazón... Eso sí que es típicamente humano. Corazones de baja frecuencia, claro. Y con chapapote. Cuando mi jefe en la Escuela de Surf de Beria me dijo que yo era de allí, de aquel pedazo de Tierra a orillas del mar (y lo decía en un acto extremo de generosidad nativa) yo repliqué que siempre era del punto exacto donde estuviese. Mi conciencia tiende al mar, eso sí. Y mi Eleusis a la esposa, hasta que la cueva termine y uno salga a la luz. Cuando mi cuerpo se aproxime a la extinción, ¿dónde querrá estar? Si el Señor me lo permitiese, si este fuera un mundo como mi corazón, sobre cierta peña que da sombra a la higuera maldita de un monte que mira al norte. Y allá vería mi vida y cerraría los ojos
También he visto que podría despedirme de este cuerpo sentado a la puerta de una casa en el campo mientras por ella entran y salen nietos y nietas corriendo y haciendo ruido. Yo visto de blanco porque el mundo ya no está del revés, y llevo cresta para que los niños me hagan preguntas y se rían.
Según este dicho, un infarto equivaldría a un desahucio.
ResponderEliminarJo, qué bien, esta frase mía parece de House.
Y el padrón donde los intestinos.
ResponderEliminary estará mi amor y mis amigos y mi familia y mi vida y mi muerte. Donde esté mi corazón...
ResponderEliminar¿de dónde venís?
ResponderEliminar¿Serán los dos de la foto?
ResponderEliminar¡Ah, el corazón... Eso sí que es típicamente humano. Corazones de baja frecuencia, claro. Y con chapapote. Cuando mi jefe en la Escuela de Surf de Beria me dijo que yo era de allí, de aquel pedazo de Tierra a orillas del mar (y lo decía en un acto extremo de generosidad nativa) yo repliqué que siempre era del punto exacto donde estuviese. Mi conciencia tiende al mar, eso sí. Y mi Eleusis a la esposa, hasta que la cueva termine y uno salga a la luz.
ResponderEliminarCuando mi cuerpo se aproxime a la extinción, ¿dónde querrá estar? Si el Señor me lo permitiese, si este fuera un mundo como mi corazón, sobre cierta peña que da sombra a la higuera maldita de un monte que mira al norte. Y allá vería mi vida y cerraría los ojos
Quizá mi jefe tuviese razón
También he visto que podría despedirme de este cuerpo sentado a la puerta de una casa en el campo mientras por ella entran y salen nietos y nietas corriendo y haciendo ruido. Yo visto de blanco porque el mundo ya no está del revés, y llevo cresta para que los niños me hagan preguntas y se rían.
ResponderEliminarMi lugar
Mi corazón
La isla