Hoy, que es cuarenta de mayo, cumpliría 122 años
Andrés García de la Barga, que nació el día del Corpus. Los de Bilbao nacen donde quieren y
Corpus nació en Madrid el día que se celebraba la fiesta que luego iba a usar como seudónimo.
Más, a lo largo de la semana.
Le brindamos nuestra resaca de hoy, despreocupada y alegre como las chavalas al acabar la selectividad, a Corpus, que no por muerto es menos novio nuestro, después de haber celebrado ayer como se merecía el aniversario de su nacimiento aquí, en Madrid.
ResponderEliminarDoquiera que esté, feliz 122 cumpleaños, 61 de Corpus y 61 de Barga.
Qué sería de nosotros los vivos sin algunas efemérides.
Corpus y "como hay la crisis":
ResponderEliminar"El ciego Matías, siempre tumbado, levanta la voz:
- ¡Qué cortesano estás. ¡No son tiempos de zumba! ¿Y tú de qué vives?
El enano.- Vivo de lo que me falta.
El ciego.- Ya te entiendo. Vives de tu falta de patas. Naciste bufón como el duque nació grande de España.
El enano.- Da gusto hablar con gente de vista. Cierto es que un enano es la mitad de un hombre y tiene andada la mitad del camino para ser bufón, pero no todos los bufones son enanos, ni todos los enanos son bufones. Y si yo vivo de mi falta de patas, ¿no vives tú de falta de ojos?
El ciego.- Todos en España vivimos ahora de lo que nos falta."
Corpus Barga, Hechizo de la triste marquesa. Crónica cinematográfica de 1700, 13-14.
Madrid, Abada, 2005.
Corpus y los enamorados (del mismo libro):
ResponderEliminar"La hija del duque era una de esas criaturas misteriosas, innumerables, a quienes los pasos de la felicidad hacen temblar. Unas tiemblan por pavor, porque no tienen ánimo para ser felices; otras de placer, como los caballos en celo, y hay también quienes tiemblan de duda ante lo insondable de la vida. De estas últimas era Doña Sol. A esto se debía la pátina de meditación a través de la cual aparecía más niño su genio. No tenía veinte años y vivía intensamente de recuerdos de su niñez. Su belleza, más que pronunciarse en rasgos y líneas, irradiaba sordamente. Solía hablar como para sí. Por ejemplo, hablaba en su coloquio con el marqués: "No merecemos nuestro amor, hemos pecado. ¿Por qué cuándo se quiere hacer el bien se hace el mal?" y semejante preocupación había llegado a dominar su amor que era entereo, sin reservas, como su amado."
Primero el de ella y ahora el de él:
"Sin embargo, no penetraban, no se disolvían en su sangre las preocupaciones de su amada. Su amor las guardaba suspendidas como maravillas impenetrables, le daba lo mismo que ella dijese una cosa u otra: todas eran para él ella misma. Cada una de las manifestaciones de ella, fueran de palabra, gesto, mirada o silencio, le parecían plenas, perfectas, a las que no había nada que añadir ni menos que quitar, intocables. Le hubiera desgarrado asimilárselas"
Corpus el "afilado":
ResponderEliminar"Amantes y maridos siempre van juntos
como comisionados del mismo asunto"
Corpus, un señorito madrileño:
ResponderEliminar"El señorito es un producto indígena español, y su carácter fundamental es que en él todo es banal, todo es anécdota, nada es esencia. Es un hombre fácil, voluble y tarambana. Es una señorita en libertad.
Mezcla de chulo, de mal estudiante y de buen hijo de familia, jura por su santa madre, rapta a una mocita y sabe títulos de muchas cosas.
El señorito de Madrid comprende todo, es capaz de hablar de todo, de la última escuela filosófica y del último invento físico; mas no sabe nada de nada. Es un producto culto de la incultura."
Corpus Barga, Paseos por Madrid, 18-19. Barcelona, Júcar, 1987. Edición de Arturo Ramoneda.
Corpus el teórico:
ResponderEliminar"La pereza española, aplicada como tópico para explicar tantas cosas en España, resulta, en efecto, por lo menos, una prueba de la pereza mental de los que -españoles o no- la han empleado como tal argumento" (141)
Corpus el vacilón:
ResponderEliminar"El teatro español es pasión e ideas, es el mundo -aun el gran teatro del mundo- como voluntad más que como representación." (148)
Y esta escena de la Guerra Civil en Madrid, que me atrapó, por marciana, por bella y por terrible:
ResponderEliminar"Me detengo ante un escaparate. Sale de la tienda un soldado con un bebé de celuloide, a quien acaricia como a un niño. Es un buen mozo el soldado. Dos muchachas que se cruzan con él vuelven la cabeza.
- Vaya unas caricias perdidas -le gritan riéndose.
Una vieja que marcha detrás del soldado se detiene ante las muchachas:
- ¿A vosotras os hace reír eso? Pues yo no sé si reír o llorar." (159)
Muy bonita la quinta, hacía tiempo que no me sentía tan identificado con algo.
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