Esta vaga serie que titulo Los alucinados merodea junto a los que padecen (¡o gozan!) las alucinaciones de las altas temperaturas. Un alucinado va por el mundo como fuera del mundo, lo reconocemos perfectamente en sus reacciones, que rompen la cadena esperable de los hechos, el collar, heredado a través de las generaciones, de las perlas de la causa y el efecto. Pero no nos dejemos llevar por el desmayado (a causa de la calorina) entusiasmo de avistar la punta del iceberg este raro que se mantiene a pesar de los cuarenta grados: es más interesante y menos avistable el proceso interno del alucinado. El calor nos exige un ahorro de energía, o más bien es que no exige que pongamos en marcha la compleja maquinaria de las deducciones que se necesitan al norte para no quedarse uno congelado mientras busca la conclusión que una sus ideas con sus percepciones. Es decir, es cantar, que vamos a hacer unas asociaciones de ideas en lugar de entregarnos a las laboriosas deducciones, propias de temperamentos más atemperados o directamente frioleros.
Calor nos lleva a sur,
pero no son los septentrionales los únicos que dudan:
No lo hace por tener más carisma y sintomático misterio, pero el alucinado lleva las gafas que le hacen ver el mundo desnudo, es decir, como metáfora de sí mismo, y es natural que, con esas imágenes delante, diga cosas raras, que parecen delirios, o delirios. Oh, delirios. Aunque tampoco yo consigo decidir si lleva las gafas o se las ha quitado.
Esta semana, si somos de los que cuentan desde la segunda feira, empezó el 3 de agosto, día en que se cumplían treinta años de la muerte de Ánguelos Terzakis, cuya novela Viaje con Venus leí hace poco. Qué novela extraña y delicada, que es como si Hermann Hesse hubiera escrito a la sombra de una higuera, como un Demian jaleado por las chicharras griegas.
El día siguiente, que era martes, como la semana no es una alucinada y respeta las consecuciones, fue 4 de agosto, oh, como la editorial que arroja el mes a la clandestinidad:
Pero estábamos con el sur. Aquí este hombre, que acaba de cruzar la frontera no sin antes dejarnos unos collares, robados o ganados a las cartas, no heredados, y de hermosas piedras irregulares, nos dice que el sur es un sitio where a man can be free (donde un hombre puede ser libre):
¿No queremos nosotros ser libres? Sur, calor, alucinación, intuición.
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En el Norte llueve. No es una afirmación de ésas que se pueden hacer a distancia, como "todos los hombres son mortales", sino que ahora mismo, aquí, en el Norte, llueve.
ResponderEliminar¡Al norte del norte!.
ResponderEliminarSeronda =
ResponderEliminarad (lat., dirección) Nor es
El alucinado, saca de sus barbas un colacao caliente. Dice que la sangre de sus muñecas es cosa perspectiva. La carretera lo lleva al sur pero sólo encuentra polvo y mirada azul.
ResponderEliminarAy, la imagen travestida de Xenakis, en la sombra del higo.
Pero si es usted inteligente ¿por qué le gusta N.V.?
ResponderEliminar... y gustándole Bob Dylan, ¡encima!
La geografía con palíndromo entra, Fedro.
ResponderEliminarEse alucinado del colacao estaría bastante incómodo antes de sacárselo de las barbas, ¡pero qué aplausos le prodigó la audiencia! Abrumado, arranca el coche y parte.
ResponderEliminar-¿Qué rhinslumber lleva?- le dice al autoestopista.
-Voy hasta aquella higuera.
¿Qué tal el verano?
Muchas gracias por lo de inteligente, pero sin silogismo diré que Nacho Vegas es buenísimo, por favor. Y lo que yo diga de Bob Dylan no puede añadirle nada. No entiendo la última frase. O sea, ¿que cómo me puede gustar Nacho Vegas gustándome Bob Dylan? ¿o que al oprobio de que me guste Nacho Vegas añado el de que me guste Bob Dylan?
ResponderEliminar¿Qué ve de malo en ellos?
Veo que Especies tendrá su agosto clandestino...
ResponderEliminarTambién es posible que both NV y BD sean unos mierdas, aunque a Zimmerman hay que reconocerle que hace menos el ridículo cuando está drogado.
ResponderEliminar¿Pueden ser de su agrado el original y la copia?
ResponderEliminarEl mundo no es un lugar habitable simplemente porque siempre que alguien menciona alguno de sus favoritos hay otro alguien que los cuestiona intelectual y estéticamente. Luego en su casa la gente enciende la tele y pone el telediario para que las malas noticias justifiquen el estado de cosas.
ResponderEliminarSí, una especie de agosto clandestino tendré, pero no sé cómo lo ha podido ver, con lo pequeñitas que están las letras.
ResponderEliminarNunca había pensado que Nacho Vegas copiara a Bob Dylan.
ResponderEliminarEl original y la copia... hombre, claro que le pueden gustar a uno las dos cosas, aunque no se me ocurre ningún ejemplo.
Es posible que sean unos mierdas y es posible que no.
Fedro, no se me había ocurrido que era por eso, pero creo que tiene razón en que influye.
ResponderEliminarSi se muestra disconformidad por hablar, pues bueno.
Original y copia, mundo de las ideas y mundo sensible, parece que agosto, además de clandestinos, les vuelve a uds platónicos (aunque sea involuntaria e inconscientemente).
ResponderEliminarHabía una peli que se llamaba Un abril encantado. Este es un agosto platónico.
ResponderEliminarBonito cartel riojano, señorita Ming
ResponderEliminarMuchas gracias, señorita Yotesaké (cortesía entre japonesas y chinas).
ResponderEliminarBuen comienzo
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