miércoles, 20 de enero de 2010

-¡Ha sido señor! -A saber...


Registro un par de cosas que me han hecho gracia hace poco. La primera es una instancia que estaba rellenando en una página de internet. Te pedían tus datos y si era posible te daban a elegir para que pusieras una cruz. Y ponía


Género


Señor / Señora


Aunque bien pensado, "señor" y "señora" son distinciones más de género que de sexo.


Por otro lado, sin tener nada que ver más que yo misma que lo oí, ayer oí a uno de mi trabajo quejarse, cuando en broma le decían los demás que el día anterior había bebido mucho:


-Qué va, si me tomé una cocacola que era agua, la hija de puta.

8 comentarios:

  1. Pues la Coca Cola pura, sin rebajar por acá o por acullá (como me gusta a mí, que no tengo que guardar la línea y que, si la tomo, siempre es para estar despejado, como con el té), coloca bastante y, desde luego, incentiva la cosa clorhídrica en los estómagos que ríete tú de las flemas corrosivas del 8º Pasajero del Nostromo .

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  2. La hija de puta, ¿era del señor o de la señora?

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  3. En mi pueblo había un orador que remataba a menudo con un "de los cojones", que daba gusto escucharlo.

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  4. Para las molestias del estomago está bien la cocacola, para todo lo demás prefiero la cerveza de barril.
    Magnifico Iturrino

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  5. Es bonita la antropomorfización ésa. Recuerdo ver nevar en el colegio y a un amigo diciendo: "Cómo cuaja, la hija de puta".

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  6. Yo, más que antropoformización, veo ganas de soltar un exabrupto en determinadas situaciones y como todos los insultos se conciben en clave prioritaria de ataque a un semejante o desahogo luciférico contra su troquel divino (las diversas variantes escatológicas de blasfemia, cuya versión más light sería el MECACHIS), pues eso.

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  7. El cielo...
    ¡Qué grande es, el cabrón!

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