EL ÍNTIMO
Royo-Villanova
La nuestra es una sociedad de infieles, desnaturalizada y morbosa, que confunde entretenimiento con pensamiento y ocio con cultura.
A muchos periodistas les interesa lo que un escritor tiene que hacer para ganarse la vida. Es un interés de Perogrullo, pues, por notoriamente sabido, es necedad o simpleza el extenderse en las precariedades del literato. Recuerdo que de niño le pedí un consejo a Miguel Delibes. «Quiero ser escritor, ¿qué me recomiendas?» «Que prepares bien tu estómago», me respondió, «porque se pasa hambre.» Así que a estas alturas me importa tres cominos ese interés de los periodistas por cómo me gano o dejo de ganar la vida. Interés debido a la pervertida tendencia de “la sociedad del bienestar” hacia el continente en vez del contenido. Tendencia a lo superficial, lo irrelevante, lo pasajero; tendencia a la nada. Parecemos no entender que la forma de interpretar nuestra cultura es la forma de interpretar nuestra civilización. Si la cultura no trasciende a su envoltorio, la percepción de lo real desaparece y pasamos a estar en manos del marketing. En consecuencia, todo se convierte en incertidumbre, nada es cierto ni falso; ideas, valores, acción, ya no cuentan: sólo importa vender. El hombre enferma...
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