A pesar de que Gallardón no ceja en su manía prohibidora y pretende que desaparezcan los hombres anuncio, hay bienes que no es necesario anunciar para que se agoten.
A lo mejor lo que pretende Gallardón, haciendo desaparecer el reclamo constante, es atajar la insensatez (justificada, claro está, por las necesidades cotidianas) de quienes empeñan sus anillos de sello, sus zarcillos, sus empuñaduras de bastón, para conseguir unos miserables billetes de valor tan convencional como inestable.
¿Por qué compran oro como locos? Los motivos del apego al oro los explica muy bien Aldous Huxley en Las puertas de la percepción, y los volví a leer anoche en muy buen resumen del fenomenal poeta José María Parreño: Que el oro que los hombres codiciamos, en este mundo que se desvanece, no es sino el recuerdo más tangible de una definitiva claridad.
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A lo mejor los ha prohibido para que no se "toquen" por debajo del cartel. ¿Están prohibidas las mujeres anuncio?
ResponderEliminar¡Ja, ja, ja! Usted está loco. No creo que se puedan "tocar", porque usan las manos para entregar a los viandantes los folletos de anuncio. En todo caso, para asegurarse de que no se tocaban, bastaba con haber prohibido los hombres anuncio que no fuesen mancos.
ResponderEliminar¿Cómo va a CEJAR Gallardón en algo?
ResponderEliminarYo apliqué para ser mujer anuncio de un minigolf en Edimburgo sólo para poder "tocarme". Y no me cogieron.
ResponderEliminarTremblay, la verdad es que no pude resistirme al chistecito.
ResponderEliminarSeñorita Yotesaké,
ResponderEliminaralgo raro verían en usté.
Yo lo que creo, es que Gallardón quiere salvaguardar la "dignidad de la persona" de la humillación quevediana
ResponderEliminarMadre, yo al oro me humillo,
Él es mi amante y mi amado,
Y como buen alcalde cuida el honor de los ciudadanos que se van a ir a la puta calle.
Saludos especies.
CLUEDO
Saludos, Cluedo.
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