Las respuestas han sido
La paciencia: 3 votos
El valor: 1 voto
Unas moderadas anteojeras: 1 voto
El relajo: 1 voto
Ya que desde el punto de vista de la estadística el campo de investigación tira a nulo, nos quedaría la posibilidad de analizar los resultados a través de una óptica psicológica. Pero para eso tendríamos que saber quiénes han votado qué, y examinar sus preferencias a la confusa luz de sus personalidades. Concluimos pues que todo afán científico está aquí de más, y con esta certeza por delante nos lanzamos al análisis del estado de las cosas, avisados de que toda moraleja será pura pirueta del arbitrio.
La paciencia es una virtud que se aprende, dicen, y es característica de la juventud el ansia monotema. La frustración que va sintiendo luego uno también es monotema, a no ser que haya nacido ya resignado, temperamento que hace unos niños muy conmovedores. Habrá que ilustrar este parrafín con alguna reflexión extraída de la experiencia, o del refranero popular, como por ejemplo esa que dice que si uno espera lo suficiente verá pasar delante de su casa el cadáver de su enemigo. En cualquier caso, sea por la sensación ¿ilusoria? que proporciona el paso del tiempo o por nuestras naturales inconsistencia y tendencia a sacar conclusiones forzadas, no me dirá nadie que no le parece mérito propio la larga espera que ha desembocado en la consecución de los regalos que quizá la vida traería en cualquier caso. Y a la acumulación de unos días de yermo después de otros la llama uno dulcemente "mi larga espera", una vez tiene entre las manos lo conseguido. Esta respuesta que aboga por la calma la habéis elegido tres, a pesar de que estrés es tres tres.
El valor, del que me pega que diga Pérez-Reverte que no está de moda, lo definen otros académicos como la Cualidad del ánimo, que mueve a acometer resueltamente grandes empresas y a arrostrar los peligros. Es de notar que digan los peligros, y no peligros a secas, porque el artículo indica que siempre los hay (sin artículo pensaría uno en peligros solamente eventuales), y en ese desliz podemos ver al ser humano acojonado que hay también detrás de todo académico, por mucho frío rigor que se imponga en su tarea de describir los conceptos. Sin embargo parece que las grandes empresas no se le exigen a todos los seres humanos, pues vienen sin artículo. También es de notar la coma esa. Un voto.
Unas moderadas anteojeras no sé si son atributos del ánimo o sencillamente cómodos aparejos que uno ha tenido más remedio que fabricarse, o agenciarse por ahí si es más rápido que habilidoso. Pero es que todo lo simbólico fue útil y tuvo su justificación en su momento, de modo que se puede concluir que lo que nos define también nos saca de muchos aprietos. Un voto.
El relajo era la última de las posibilidades. Confieso que me refería, cuando lo puse, al relax, pero en mi ignorante prejuicio decir "relax" me parecía como decir "confort" o "parking" o, aunque no tenga nada que ver, "fue tan amable que me preguntó inclusive si quería quedarme a cenar". Pero resulta que el que se entrega al relajo se entrega en realidad al
1. m. Desorden, falta de seriedad, barullo.
2. m. Holganza, laxitud en el cumplimiento de las normas.
3. m. Degradación de las costumbres.
, que es toda otra actitud, y absolutamente chirriante con las nobles disposiciones que constituían las tres primeras opciones de la encuesta. Un voto.
No quiero sacar las conclusiones yo sola. Esto que sugiero finalmente no sé si es una disposición, pero para muchos sí que es fundamental para vivir.

Si en el cielo hay hurís y vino, como dice el mulá,
nuestro premio en lo alto será beber y amar.
Yo comienzo a gozar y vaciar copas en vida,
disponiendo mi alma al placer de allí arriba.
Oica la o Senhor Vinho - Amalia Rodrigues
La versión del rubayyat es de Ramón Vives Pastor.