Esto sí que es un auténtico despiece biográfico. Hoy tenemos el placer de divulgar el contenido del misterioso telegrama aparecido hace pocos meses en un volumen de Biographical memoirs of extraordinary painters, de William Beckford, rescatado de una biblioteca pública en Surrey. Para los fanáticos de los detalles proporcionamos el dato de que estaba entre las páginas dedicadas a Sucrewasser. Hemos quitado los stops entre frase y frase para facilitar la lectura.
Estas pocas palabras vienen a arrojar nueva luz sobre el poeta Robert Graves. Suficiente documentación sobre su estancia en diversas islas la proporciona él mismo en sus libros. En Adiós a todo eso nos habla de la Gran Bretaña y de su estancia en la Isla de Wight. En sus cuentos podemos encontrar interesantes o emocionantes detalles sobre Mallorca. Pero de una eventual estancia en Sicilia no se sabía nada. Hasta ahora.
Un tal Trevor informa de que, de los por lo menos dos Robertos que viajan con él, el apellidado Graves ha decidido abandonar Acireale. ¿Cuáles son los motivos? Trevor, aun acosado por la concisión que es la principal característica telegramática, se molesta en mencionar dos figuras que pueden aclarar algo: Agnès y El Aeri. Todo amante de la poesía inglesa reconoce en ese nombre un poema de John Keats. Robert Graves ve corporeizada a la Santa Inés de Keats y en su ensoñación también aparece como real el teleférico que lleva hasta el santuario más importante de Cataluña, región que Graves conocía debido a la cercanía e influencia sobre las Baleares. Estamos pues ante un tema de enorme interés para Graves: la poesía, la Diosa Blanca, una virgen negra.

Todo es bello e informativo para el observador atento. Este telegrama nos permite sospechar que Robert Graves también conocía Extremadura, donde es habitual oír que dicen caer por dejar caer. No es raro que un escritor que aprende otro idioma se entusiasme por las variedades regionales y se esfuerce en utilizarlas él mismo. Y a la poesía y a la divinidad les dice que se arreglen entre ellas, quizá un poco desabridamente, porque efectivamente Acireale le debió de agotar mucho.
Después de informar sobre los motivos de la espantada de Graves, Trevor se acuerda de informar sobre su próximo destino. Pero considera que ya ha escrito muchas palabras y que debe ahorrar, y por eso es tan lacónico cuando explica que Robert Graves deja Acireale para probar suerte en Ragusa. Firmado: Trevor.
